Cuando se le pregunta a Pilar Reyes por las novedades de este Liber (en Ifema, desde hoy y hasta el día 6), y por cuáles son las grandes tendencias en novela, la directora editorial de Alfaguara se lo piensa unos segundos y pasa con agilidad del presente inmediato “intenso” de la presentación en Ifema de Berta Isla, de Javier Marías, y de Conversación en Princeton, de Mario Vargas Llosa, al corto plazo del lanzamiento de la segunda entrega de Falcó, de Arturo Pérez-Reverte, que verá la luz el 17 de octubre, a la media distancia de las tres novelas inconclusas e inéditas de Bolaños, y al futuro. “Creo que el universo femenino ganará peso, porque la ficción está sustentada sobre todo en lectoras. Y que el género negro seguirá siendo tremendamente popular, porque está muy conectado con lo urbano en un mundo donde las megalópolis cada vez cobran mayor importancia, y porque, desde su óptica, habla de lo que está pasando. A través de una novela negra puedes descubrir lo que ocurre en Italia, en Grecia o en España”, reflexiona.
¿Puede darse una saturación en el noir? “Puede, pero estoy convencida también de que, si se publican buenos libros, estos acaban llegando a sus lectores”, responde Anik Lapointe, editora de Salamandra, que es de las que piensan que el género tiene cuerda para rato. Hace tres años salió Salamandra Black y “va viento en popa”, según sus palabras. “Donde está creciendo más en España es en la publicación de autores españoles, un mercado que hasta hace más bien poco era prácticamente inexistente”, observa. “La novela negra, al menos la nórdica, supongo que seguirá en retroceso, y los clásicos y las novelas que revisiten la historia reciente supongo que seguirán gozando de muchos lectores”, matiza Diego Moreno, editor de Nórdica, que apuesta por que “las obras de ficción autobiográfica, como las de Knausgård, seguirán teniendo fuerza y, posiblemente, muchos herederos”. La ficción necesita “ser cada vez más verosímil”, defiende.
Las redes sociales y la facilidad para publicar están cambiando la manera de escribir poesía, que se vuelve más sencilla
También los libros ilustrados han experimentado “un enorme despegue” en España en los últimos años. Moreno no sabe si conservarán el fuelle en el futuro, pero sí que tendrán más recorrido aquellas obras que aporten algo más que el texto. “El libro impreso tendrá que ser cada vez más sofisticado”, concluye. Por esta línea, Nórdica anuncia el libro conmemorativo del centenario de la revolución rusa Diez días que sacudieron el mundo, de John Reed, o el álbum para niños de Gloria Fuertes El hada acaramelada. Que convivirán en este Liber con ediciones ilustradas del universo Harry Potter y con un par de pelotazos editoriales de la mano de Salamandra: Toda una vida, del austriaco Robert Seethaler, y El cuento de la criada, de Margaret Atwood. En paralelo a la feria, aunque fuera de ella, Anagrama trae a Arundhati Roy para un encuentro en el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía. La escritora india, autora de la mundialmente famosa El dios de las pequeñas cosas, acaba de publicar El ministerio de la felicidad suprema.
Frente a estas apuestas internacionales, Manuel Borrás, editor de Pre-Textos,hace una encendida defensa de un futuro escrito en español, que “vive una situación óptima y no tiene nada que envidiar a otras literaturas”, según reclama. “Hay jóvenes escritores, hay relevo generacional”, insiste. Mientras que Sandra Ollo, editora y directora de Acantilado, observa una vuelta hacia “una ficción más clásica, más estructurada, con una historia bien conducida”. Contada por autores consolidados de la casa como Gregorio Casamayor o Fulgencio Argüelles, o por voces jóvenes como la de Marta Carnicero.
Historias personales
Esta necesidad del ser humano de disfrutar de un buen relato, que “siempre va a ser tendencia”, demanda también “un ensayo más narrativo, amable, fluido”, cree Ollo. Reyes coincide. “Una parte de la no ficción, como el how to do o los textos periodísticos…, ha migrado a Internet, pero sí cobran peso las historias muy personales y creativas que ofrecen información revestida de otra manera”, comenta. “La narrativa es más mestiza, los límites entre los géneros están más desdibujados y esto se hace evidente en el ensayo”, tercia el editor de Pre-Textos, que ha sacado En el silencio, de Wade Davis, un libro de casi 800 páginas —“¿locos o valientes?”, bromea Borrás— a medio camino entre el ensayo, la crónica de viajes y la épica de la aventura. La divulgación científica tiene cada vez más lectores, así como el tratamiento de periodos históricos específicos, documentados con diarios y correspondencia, enumera, por su parte, Miguel Aguilar, director literario de Debate y Taurus. “Lo estamos viendo en el mundo anglosajón y en el alemán, y acabará llegando aquí”, agrega.
La tecnología ha transformado el mercado del libro de texto. Y también las nuevas metodologías y los enfoques más activos
“La crisis no ha afectado a la poesía tanto como a la narrativa o la no ficción, porque siempre ha sido un territorio mucho más limitado”. Dicho esto, Chus Visor, editor de Visor de Poesía, ve un futuro incierto. Pero en el buen sentido. Hay una proliferación de poetas jóvenes que están publicando y encontrando eco entre la gente de su generación, apunta. Queda, por un lado, separar el grano de la paja entre los autores, y, por otro, descubrir si esos jóvenes lectores seguirán consumiendo poesía conforme cumplan años. “Estamos en sus manos”, dice Visor sin tremendismos. “Siempre ha habido poetas, la diferencia es que ahora, con Internet, tienen la capacidad de publicar; el hijo de tu portero es poeta, y el que te pone las cañas en el bar”, comenta. “Las redes sociales están cambiando la manera de escribir: es una poesía más sencilla, más fácil, en general, con menos vocabulario”, la describe. También se lee con más prisas. “Han abandonado un poco las formas, las estructuras poéticas más fijas”, percibe Ollo.
“Es gente muy joven, con una popularidad enorme; en algunos casos su obra se acerca a la canción lírica, lo que está abriendo el género a personas que sienten que le pueden perder el miedo a la poesía. Las redes sociales están rompiendo con eso del verso como terreno restringido, solo apto para los lectores más duros”, resalta Pilar Reyes. “Creo que va a haber relevo generacional, se está sembrando para que así sea”, subraya Visor. “Hay alguna gente muy buena”, añade. Su editorial ha apostado por Elvira Sastre, y por otro nombre que desvelará cuando se cierre el acuerdo. Al Liber va sobre seguro: un tomo bilingüe con la poesía completa de T. S. Eliot, con más de 200 poemas inéditos, y una antología de canciones de Joaquín Sabina.
Proyectos educativos
“Antes, en Santillana elaborábamos casi exclusivamente libros de texto; ahora construimos potentes proyectos educativos”. Este antes y después que señala Teresa Grence, directora de contenidos de Santillana España, es la mejor síntesis de cómo se ha transformado el panorama educativo en España, y de por dónde soplan los nuevos vientos. “El cambio más evidente es la llegada de la tecnología a las aulas; también estamos pasando de una educación centrada en la transmisión de contenidos a una por competencias; y todo esto ha llevado a la ampliación de metodologías. Aunque los métodos expositivos siguen vigentes, se está produciendo la entrada paulatina de nuevas metodologías y enfoques más activos, como el aprendizaje por proyectos, o el basado en problemas y retos, las metodologías colaborativas, los enfoques manipulativos o la gamificación”, resume.
“Internet ha conectado y visibilizado a aquellos docentes que apuestan por metodologías más activas, cada vez más generalizadas, y me parece estupendo. No quiero verlo como un riesgo, siempre hemos defendido que somos una empresa al servicio de los centros, que pueden reclamar un libro de texto, una plataforma digital, un acompañamiento para un proceso de transformación. No vemos el libro como algo cerrado”, enfatiza Rosa Luengo, directora de Edelvives. La editorial tiene un programa para incorporar la robótica al aula. Y su Lectilandia, creada hace 28 años para la enseñanza de la lecto-escritura, ha evolucionado hacia MolaLaLetra, con un importante soporte digital y materiales para la manipulación, enfocado a las inteligencias múltiples y al trabajo cooperativo.
“Somos un agente educativo, y nos interesa el aprendizaje”, afirma Augusto Ibáñez, director corporativo de Educación de SM. En su caso han apostado por los formatos híbridos. A Ibáñez no le gusta el concepto de libro digital, porque puede interpretarse como una mera traslación del papel a la pizarra digital. Cuando lo que su editorial persigue es “avanzar en tecnologías cada vez más invisibles que den soporte a la interacción de alumnos con profesores y contenidos”, asegura. El contenido es importante, pero la mayor preocupación estriba en “las dinámicas de aprendizaje que se generen en torno a los contenidos”, insiste. Y con ellas experimenta en plataformas como Educamos o iniciativas en centros educativos como Savia.
El proyecto Set Veintiuno de Santillana va por esa línea de innovación, con recursos y servicios para educar el talento y las habilidades en torno a cuatro áreas: activar, pensar, experimentar y comunicar. Mientras que su Escuela de Autor, en preparación, ofrecerá materiales abiertos y flexibles que permitan “trabajar matemáticas, lengua, ciencias sociales y ciencias de la naturaleza a partir de metodologías no expositivas”, descubre Grence. ¿Y cómo cree que será el libro de texto del futuro?: “Se seguirá produciendo una transformación tecnológica y pedagógica hacia entornos más activos y personalizados. El libro de texto se transformará en una experiencia que parte de cada alumno para ayudarle a ser el protagonista de su propio aprendizaje; una experiencia polivalente, inclusiva, apoyada en la tutorización del profesor, con vocación integradora, que puede ser multidispositivo, online u offline, o con contenidos atomizados, y que antepone la pedagogía a la tecnología”.
Fuente: El País