19 marzo, 2024

La Comisión Permanente del Real Patronato del Museo Reina Sofía ha aprobado esta mañana, como en cada edición de ARCOmadrid, la adquisición de un conjunto de obras que serán asignadas por el Ministerio de Cultura a la colección del MNCARS. Se trata de 18 trabajos que han tenido un coste global cercano a 300.000 euros, importe aportado por este Ministerio; la cifra supone casi 100.000 euros más que los invertidos en 2020 con ese fin en la Feria.

Las piezas pertenecen a catorce artistas nacionales e internacionales, jóvenes y consolidados, y destaca su variedad técnica: encontramos obras sobre papel, instalaciones, videoinstalaciones, filmes, pinturas, esculturas o impresiones fotográficas.

Las imágenes más tempranas entre las adquiridas son tres ilustraciones de Manuela Ballester para el libro La Perla que Naixque en lo Fang (1934); Ballester fue pintora, ilustradora, cartelista, escritora, editora y poeta y perteneció a la Generación valenciana de los treinta. Cultivó un estilo realista bajo la influencia de las corrientes vanguardistas y de Josep Renau, que sería su marido, y llevó a cabo en la Guerra Civil una abundante producción de carteles políticos.

Ana Peters. Cuentaquilómetros, 1966
Ana Peters. Cuentaquilómetros, 1966

También se hace el Reina Sofía con trabajos de Ana Peters (Cuentaquilómetros) y Manolo Quejido (Círculo y triángulo) datados en los sesenta. Peters formó parte del colectivo Estampa Popular de Valencia, también de raíz antifranquista, que se dedicó sobre todo a la realización de estampas y serigrafías con un lenguaje heredado del cómic y la publicidad, mientras Quejido, en la época en que realizó ese acrílico, comenzaba a exponer en la Galería Buades piezas marcadas por su lenguaje experimental, en la estela de Equipo 57, y también por su compromiso político contrario a la dictadura.

Manolo Quejido. Círculo y triángulo, 1968
Manolo Quejido. Círculo y triángulo, 1968

Para el MNCARS también serán cuatro xilografías sobre cartulina de Agustín Ibarrola, cuyo mural dedicado al Guernica de Picasso en el stand de José de la Mano ha sido adquirido por el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Estos trabajos gráficos tienen que ver con él. En su trayectoria, el de Basauri aunó la tradición pictórica vasca y las corrientes contemporáneas; llevó a cabo pintura y obra gráfica y también intervenciones en el paisaje y trabajos realizados con materiales como traviesas de ferrocarril, cartones, maderas o acero.

Agustín Ibarrola. Sin título, década de 1970
Agustín Ibarrola. Sin título, década de 1970

De Liliana Maresca (El Dorado –Ecuación) y Evru/Zush (Casa Bruja) suma el Reina Sofía piezas correspondientes a los noventa. La argentina fue una autora clave en el panorama creativo de su país desde los ochenta y hasta su muerte en 1994; su producción resulta difícilmente definible y cobró forma de obras y acciones que conjugaron pintura, escultura, objetos, foto-performances, instalaciones e intervenciones espaciales. El centro madrileño se ha hecho con dos bocetos. Mientras, el catalán Evru, como muchos sabéis, es autor de un alfabeto propio pero no solo: en sus obras encontramos himno, banderas, moneda y pasaportes ligados a su personal universo.

Los trabajos más recientes que el Museo ha adquirido en ARCO son obra de Alonso Gil (Ignou Road Batiks Series), el colectivo Ayllu (Perrear el dolor), Clara Montoya (Llorona I), Andrés Pachón (Proyecto Máquina abstracta, Mapa de Calor), Bouchra Khalili (The Tempest Society), Ángela Ferreira (For Mozambique), Dias & Riedweg (Cocoon (casulo)), Babi Badalov (Sin título) y Maja Bajevic (Women at Work -Washing Up). La mayoría de las compras corresponden, por tanto, a piezas datadas en los 2000.

Gil aúna mitos y cuentos, referencias a lo real y a sus propias experiencias en una obra igualmente diversa, compuesta por vídeos, pinturas, fotografías, música, publicaciones, intervenciones y acciones urbanas, mientras el grupo Ayllu, integrado por migrantes racializados y disidentes sexuales y de género procedentes de las excolonias europeas en América Latina y el Caribe, lleva a cabo producciones artísticas igualmente colectivas centradas en la crítica a la colonialidad.

Montoya, que actualmente expone en F2 Galería, entrelaza materiales clásicos y nuevas tecnologías en proyectos donde indaga en los misterios de la naturaleza y del tiempo y en la belleza que reside en nuestros intentos de comprender el mundo; Pachón ha desarrollado su carrera en torno a la construcción de un imaginario colonial a través del uso de archivos fotográficos vinculados a la antropología y la etnografía y Khalili es una artista franco-marroquí que, en vídeos, fotografías, dibujos e instalaciones, aborda cuestiones relativas a la ciudadanía, la comunidad y la agencia política desde una perspectiva ética y crítica.

La mozambiqueña Ângela Ferreira, por su parte, observa asimismo el impacto del colonialismo y el poscolonialismo en la sociedad contemporánea, en una obra igualmente diversa en cuyos procesos conjuga razón e intuición; el dúo Dias & Riedweg investiga los nexos entre la ética y la estética, lo individual y lo colectivo o lo público y lo privado y Babi Badalov, artista y poeta, indaga en los límites del lenguaje y en su capacidad para aislar al individuo del resto de la sociedad. Por último, Maja Bajevic ha articulado su trayectoria a partir del estudio de la violencia, el poder y la construcción identitaria y del impacto de los conflictos políticos en la vida diaria.

Clara Montoya. Llorona I, 2021

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