Durante el último verano, su nuevo impulso compensó con un simple, Applause, que al mismo tiempo reafirmó la necesidad del amor de su público y anunció su intención de alinearse con el mundo de las artes visuales, cantando «la cultura pop estaba en el arte, ahora el arte está en la cultura pop, en mí».
Ahí empezaron mis dudas. ¿No era ella todavía una artista?
Lady Gaga, nacida Stefani Germanotta, ha trabajado ciertamente como una, mezclando lo general y lo personal, lo accesible y lo inexplicable, lo llamativo y lo que deja a uno rascándose la cabeza, lo comercialmente seguro y lo extraño. Por fuertes que fueran sus imperativos comerciales, solo sirvieron para fortalecer sus rasgos más locos. Cuando surgió, Lady Gaga no distinguía cultura pop y arte. Como las mejores estrellas pop, hacía de los medios su espacio natural.
Sus muy vendedores simples, como Bad romance y Paparazzi, reunieron coros pegadizos y versos que expresaban obsesiones y contradicciones, mostrando que el deseo, la ambición, la autorrealización y la autodestrucción podían ir de la mano.
A través de su música, en videoclips y apariciones públicas, desarrolló un movedizo, casi sobrehumano espectáculo de modas y una imagen pública que se extendió hasta abarcar a los inadaptados, lo parias, los despreciados y los sexualmente inconformistas «pequeños monstruos», como ha bautizado a sus fans.
Pero Artpop la coloca en una zona más extraña: en la clase de actuación y galería de artistas que uno espera ver más en la Academia de Música de Brooklyn que en una arena para conciertos.
En Facebook, Lady Gaga escribió que Artpop sería presentado como «una ingeniería visual y musical que combina música, arte, moda y tecnología con una nueva comunidad interactiva global, `las auras`». Y continuó: «Alterando la experiencia humana con los medios sociales, introdujimos la cultura artística en el pop, revirtiendo la experiencia warholiana».
Sea como sea, la música de Artpop no es tan complicada. «Mi arte pop puede significar cualquier cosa», canta Lady Gaga en el tema del título, y la mayor parte del tiempo eso significa aportar el empuje de la música `mainstream` de club detrás de los grandes anzuelos pop que han hecho de ella una superestrella.
Carrera.
Lady Gaga conquistó el mundo con The fame, su álbum de 2008, y su secuela The fame monster, en 2009. Luego, en 2011, Born this way hizo que sus predecesores sonaran moderados. En canciones que hacían malabarismos con imágenes cristianas y rock pagano, Lady Gaga acumuló provocaciones vocales y excesos musicales que recordaban décadas pasadas. Las ventas de Born this way no alcanzaron las de su álbum inicial, en parte porque sus canciones no encajaban tan bien en los formatos radiales, pero sumaron millones adicionales alrededor del mundo. Ahora, con Artpop, Lady Gaga se ha vuelto extrañamente defensiva, reaccionado a la interminable barahúnda de los medios en lugar de liderarla. Vendió Applause con un irónico, cargado y preventivo videoclip titulado Lady Gaga Is Over. En la canción titular de Artpop desestima la noción de un fracaso comercial cantando «Traté de venderme pero me estoy riendo/Porque me gusta la música, no la joyería».
El álbum bromea con promesas de candor. La canción de apertura, Aura, detiene su sordo golpeteo mientras Lady Gaga canta «¿Quieres ver a la chica que vive detrás del aura?» A cada momento, las canciones insisten con ideas sobre la adicción: a los medicamentos, a la atención, al deseo, al amor. Dopees una balada a la Elton John que crece hasta el torcido, estridente melodrama, mientras ella canta acerca de vencer a las malas costumbres porque «te necesito más que a la droga». Ella y su coproductor Rick Rubin no corrigieron la letra: el destinatario puede ser un amante o el público.
El principal colaborador de Lady Gaga en la escritura de las canciones es el DJ White Shadow (Paul Blair), cuyas producciones a menudo mezclan fuertes golpes de percusión con guitarras de rock. También reclutó a Zedd (Anton Zaslavski), un productor alemán de música bailable electrónica que tiene su propio simple que ha vendido millones, Clarity, en 2012; en sus pistas, golpes sordos, zumbidos y ásperas líneas de bajo conducen los versos hasta brillantes coros de himnos de club.
Hay algunos chispazos de excentricidad. Venus, un cambiante, episódico tema bailable producido por la propia Lady Gaga comienza con una cita de Sun Ra (que comparte créditos de autoría de la letra) antes de que la cantante se presente a sí misma como la diosa del amor en un bikini de caracola marina pintado por Botticelli. Pero gran parte del álbum parece trabajar también sobre la «lista de cosas» que Lady Gaga detalla en Aura: «tecnología, baile, sexo, arte pop». Para una difusa sexualidad de género están G.U.Y., Manicure y Sexxx Dreams, que fantasea con ser «sucia» con alguien cuyo novio no está. Para el pop, hay una canción de porrista, Mary Jane Holland, clara alusión a la marihuana.
Modas
Tal vez no en la lista, pero ciertamente en la agenda para reforzar una marca registrada, hay canciones sobre ropa. Los pensamientos menos profundos de Lady Gaga hasta la fecha sobre el estilo están en Donatella, un extraño tributo a su amiga Donatella Versace cantado con una burlona mueca nasal, y Fashion!, producida por William y David Guetta para imitar a Let’s dance de David Bowie mientras ella canta «Luciendo bien y sintiéndose estupendo», que suena como un jingle.
Lo que se perdió en gran medida en Artpop es la vieja convicción de Lady Gaga de que el pop, en su configuración del siglo XXI como música más video más medios sociales más celebridad puede servir para contar cualquier historia que quiera. Ha sabido construir espectaculares superestructuras artísticas alrededor de sus canciones: sexies, rupturistas, divertidas, perturbadoras. Pero la validación del mundo de las artes visuales, mucho más elitista e insular que el de la cultura pop, tal vez termina importando menos que la pasión que sienten por ella los «pequeños monstruos».
Encuentro de estrellas del pop y del arte
Por supuesto los músicos son artistas, que crean obras sin objetivos práctricos en base a intuición, compulsión y habilidad. Y por supuesto hay afinidades entre todas las artes. Los músicos y los artistas visuales exploran en equipo, encontrando las sinergias de Stravinsky y Diaghilev, The Velvet Underground y Andy Warhol, Black Flag y Ray Pettibon; las escuelas de arte han incubado maravillosos músicos como John Lennon, David Bowie, M.I.A. y los miembros de Roxy Music, Talking Heads y Sonic Youth.
Pero en esos antecedentes se trataba de creadores contemporáneos trabajando con otros contemporáneos igualmente populares, al menos al principio. La nueva infatuación del pop con el «gran arte» tiene más que ver, en cambio, con estrellas famosas encontrándose con otras estrellas, y vínculos de lujo que sirven para la promoción mutua.
La tapa de Artpop es la escultura de una rubia Lady Gaga cubriéndose los senos y sosteniendo una gran esfera azul entre las piernas. Fue creada por el artista pop Jeff Koons, conocido por sus versiones agrandadas de objetos efímeros y banales como el «Balloon Dog (Orange)» de acero.
Christie`s espera vender la escultura el día antes de la salida de Artpop por una cifra calculada entre 35 y 55 millones de dólares. Es el retrato de una estrella pop realizado por una estrella del arte, pero resulta extrañamente rígida e indiferente.