27 julio, 2024

Os traemos uno de los escritores que más fuerte están pegando en el panorama literario. Héctor Martínez Sanz, escritor polifacetico, ha tenido el gusto de concerdenos esta entrevista para High Star Madrid.

¿Qué podrías compartir con los lectores sobre «Antología Poética», tu libro más reciente?

Se trata de un inventario de los poemas que durante algo más de diez años fui escribiendo, aquéllos que he considerado que podían ver la luz, con lo injusto que puede llegar a ser uno al volverse juez de sí mismo. Tal y como lo cuento en el propio libro, una de las razones de publicarlo tuvo que ver con la pérdida insustituible de una carpeta donde estaba un buen grupo de composiciones. Pensé entonces que el resto, los que aún conservaba, debían guardarse de ese desatino, y la mejor manera era darlos a publicación. Quienes me conocen, además me insistían en sacarlos, así que, finalmente pesó más todo ello que el pudor.

Es biográfico y reflexivo, en la línea machadiana, en la de Pepe Hierro, en la de Panero; muchos, la gran mayoría, arrancan de mi propia vivencia, son plasmaciones de un momento dado que se revela con una significación mayor que el de la mera cotidianeidad. Un amor, una muerte, un viaje y un paisaje, una persona, una tarde y un paseo… quién sabe, cualquier cosa que por alguna razón se queda resonando y pidiendo no ser olvidado como toda la demás rutina, desde lo más insignificante hasta lo más trascendente. Antonio Machado, Constantin Brancusi o Panero son los tutores de este libro, los puntos cardinales reconocibles, y por ello cada uno tiene su momento, incluso en la portada misma, obra de Bogdan Ater, con ese paralelismo entre el concepto artístico de Brancusi y la literatura, cuyos modos, escultura y poesía, son distintos pero cuya proyección sobre el fondo es la misma.

El libro termina con dos textos en prosa. ¿Por qué?

Porque también se habrían perdido, porque están íntimamente ligados al resto del libro. Uno, sobre el amor y la seducción, desarrollado en Madrid, que es referente en muchos de los poemas, y aquí es contexto; el otro, la revolución social, quijotesca y artística, un homenaje cervantino, con un Don Quijote renacido a finales del s.XX, con el fin del Muro, desarrollado en el contexto de Targu Jiu y las obras de Brancusi, el conjunto conmemorativo a los caídos en la I Gran Guerra.

A pesar de que la poesía no es un género comercial, cada vez hay más personas que escriben poesía. Como escritor y lector ¿Qué se necesita para que la poesía que se escribe tenga valor literario?

Soy de la opinión de que no hay más gente, sólo son más visibles. El que más y el que menos ha escrito algún poema en su vida. Hoy, que existen muchas más facilidades para dar a conocer las creaciones, blogs, webs, revistas digitales, y que han crecido los modelos de autoedición y coedición, resulta más perceptible esta realidad. También ayudan esas facilidades a una cierta constancia de la persona para no abandonarlo de sopetón. Ahora bien, esto es cantidad, no calidad. Como en cualquiera de las artes, no es poeta el señorito que compone versos, como decía Machado, ni lo es el imitador de lo que lee y oye, y que en la gran mayoría de ocasiones ignora toda la materia de lo poético. Hay que tener cierto dominio del lenguaje, es decir, de la capacidad comunicativa, tanto oral como escrita, saber traducir de uno a otro la expresión, el tono, la emoción y demás, y también conocer los límites de uno en el uso de la lengua de que se trate, e ir derribando esos límites y abriendo los campos de significación de las palabras y las construcciones. Tú no puedes cambiar el significante de una palabra, pero sí puedes transformar su significado a través del contexto, y la poesía está absolutamente abierta a la permeabilidad lingüística, a través de las relaciones semánticas y sintácticas, o mediante las estructuras que estableces para el texto. Un escrito es un campo de relaciones lingüísticas en varios niveles hasta el texto como unidad total. La inspiración, como lo llaman, por sí sola, no es nada. Las Musas ahora mismo podrían estar chillando histéricas hasta la afonía, dictando versos como locas, que de nada va a servir si no conocemos la materia que debemos trabajar. Ya que te hablaba de Brancusi, él esculpió a la musa dormida, ésta no le hizo tanta falta como todo lo demás que te menciono. Esto es así incluso en las redacciones del colegio.

Para muestra, yo he intentado escribir en inglés, portugués y alemán. En los dos primeros el texto es decente, en alemán puede que no demasiado. Ahora bien, me encontré con muchísimos más problemas que en español, y en ello uno puede percibir lo importante de dominar los elementos lingüísticos. Imprimirle tu carácter es fácil, porque el texto es tuyo, lo demás es copiar.

En el libro se menciona que no te gusta que tu poesía sea recitada públicamente y menos explicarla. ¿Por qué?

Explicarla es en gran parte absurdo. Si algo se puede explicar de forma más llana, no tiene sentido hacerlo poéticamente. Puedo aclarar el porqué de la forma, de la palabra, de un encabalgamiento, de esto o lo otro, pero no el poema como tal. En poesía, la suma de las partes no da como resultado el todo que es el poema. La poesía no es sólo el embellecimiento de lo que se dice. No es lo mismo llamarle tonto a alguien, a secas, que soltarle «te voy a hablar como si todos fuéramos tontos». Ni por asomo la primera explica la segunda, con muchos más sentidos. Si alguien se pregunta qué ha querido decir el poeta, entonces o el poema está mal hecho, o la persona que lo pregunta es corta de entendederas y le faltan herramientas, o, finalmente, el poema era una necesidad de su autor y no un acto de comunicación con otros. Además, nunca se debe olvidar que independientemente de su autor y su intención, el poema se convierte en objeto de interpretación de un receptor libre, no sólo de hoy sino también de mañana.

En cuanto a recitarla, quizás sea una estupidez mía, porque soy un defensor de la poesía oral, del sonido de la poesía. En su origen popular era así, ritmo, melodía, sonido. El texto ha de concebirse como algo dicho y no simplemente para leer. De ahí la necesidad que sentimos de leerle el poema a alguien, más que nada para ver si suena bien. Pero un recital público tiene algo de espectáculo y exhibicionismo que no acaba de gustarme, algo que diluye parte del poema cuando éste ha sido escrito más para la intimidad. Y te digo más, lo que no termina de convencerme es que sea yo quien recite mis propios poemas, porque no soy un trovador que compone y declama, y creo que puedo dañarlos. Para eso existen los buenos actores, que saben bien declamar un texto y dar con el punto de voz exacto, e incluso mejorar lo que sólo estaba escrito.

Obviamente, estás reflejado en todos los poemas de la antología. ¿Podrías mencionarme algunos de los poemas que son más importantes para ti?

Pregunta dificililla. Quizás, aquéllos que veo mejor equilibrados entre contenido y forma, como Piedras, El Galgo Lento, aunque también veo importantes los textos en los que la forma supera al contenido, como Versos, los Divertimentos, Dormir la vida entera, Pane-gírico o Las edades del amor, por el esfuerzo compositivo, o al revés, en los que el tema se eleva sobre la forma y todo está a su servicio, simplificando toda la expresión, como en Tiempo eterno, Envejecido, Creo para mis adentros, Jóvenes en guerra, Muertos o Romance del Cid. Todo depende de considerar si logré acertar en mi propósito, porque al final es eso, acertar en su acabamiento, y el objetivo perseguido es el criterio. Por ejemplo, muy recientemente he empezado a usar la variación de la disposición del verso, que permite el caligrama, donde el trabajo se centra sobre el resultado visual, lo que ocurre con Lobos y Pájaro en el espacio. Hubo otros cuyo resultado no me gustaba y los deseché de inmediato.

¿Cuál es tu siguiente libro?

El siguiente no lo sé. Sé en lo que trabajo ahora y sé que hay algún libro por salir que está en proceso de edición. Cuál sea el siguiente depende de muchos factores. Ahora mismo escribo una novela-ensayo situada en el Madrid de los 60s, y sigo con la poesía, por supuesto. Lo que está en proceso de edición son una novela romántica centrada en Mihai Eminescu, un volumen de novelas cortas con EdiUNS en Argentina basado en la obra pictórica de Romeo Niram y un nuevo proyecto que coordino sobre el pintor Baruch Elron titulado Baruch Elron en España para el que he contado con artistas, críticos, historiadores y galeristas como Enriqueta Hueso, Pedro Ortega o Iván MIEDHO, excelentes colaboradores en quienes he confiado para extender el conocimiento, interpretación y divulgación de este pintor internacional que, sin embargo, en España era muy desconocido.

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