12 diciembre, 2024

El presidente de Nintendo, el gigante nipón de los videojuegos, Satoru Iwata (Sapporo, 1959), ha fallecido a los 55 años de edad, según informó la compañía con sede en Kioto (oeste de Japón).

Iwata falleció el sábado víctima de un cáncer en el conducto biliar, el cual ya le había obligado a someterse a cirugía el año pasado.

Iwata insistió en que la prioridad de Nintendo, una compañía que ha protagonizado el mundo de las consolas por treinta años, estaba dedicada a la comunicación y a la convivencia familiar. Él mismo participó en el desarrollo de muchos de los videojuegos emblemáticos de la compañía, como The Legend of Zelda, Super Mario Bros o Kirby.El ejecutivo y programador se convirtió en 2002 en el cuarto presidente de Nintendo, donde impulsó el lanzamiento de la consola doméstica Wii

El ejecutivo y programador se convirtió en 2002 en el cuarto presidente de Nintendo, donde impulsó el lanzamiento de la consola doméstica Wii, que salió al mercado en 2006 y supuso uno de los mayores éxitos comerciales en la historia de la compañía y de los videojuegos.

La Wii, una de las consolas más exitosas de Nintendo, ha conseguido vender más de 100 millones de unidades alrededor del mundo, pero la más novedosa, la Wii U, no ha conseguido aún los resultados esperados y ha puesto a la compañía del plomero más famoso del mundo en aprietos.

Pese a ello, Iwata era un convencido de que lo más importante de los productos de Nintendo era la relación que mantenían con el videojugador y la manera en que podía establecer conexiones con los personajes, sus aventuras y otros jugadores.

«Nos importa el consumidor y la experiencia que tiene con nuestros productos. No está en nuestras prioridades darle un folleto explicando qué hay dentro de la máquina», explicaba en julio de 2012.

Tras la muerte de Hiroshi Yamauchi, el hombre que introdujo a Nintendo en el mundo de los videojuegos y convirtió una simple empresa de juegos para niños en una transnacional, Iwata insistió en que una de las prioridades de la compañía era mantener su «espíritu».

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