4 octubre, 2024
Por Cristina Torres – periodista

René Ricardo de la Barra Saralegui (1962, Valdivia, Chile) estudió Medicina en la Universidad Austral de Chile (Valdivia). En plena dictadura militar, forma parte de las Juventudes Socialistas, participando activamente en la recuperación democrática y en la creación de la revista de la Escuela de Medicina, que a su vez dirige. Una vez que se produce la vuelta a la democracia en Chile, deja de participar en política y se dedica por completo a la medicina. En 1994, retoma de lleno su actividad literaria, y es así como obtiene diversos premios literarios en novela, cuento y poesía.

El año 2001, se traslada a Buenos Aires, República Argentina, para cursar la especialidad de Psiquiatría, retornando a Chile el 2004. Ha publicado en las revistas Casa de las Américas, Insomnio, Palabras diversas, Punto de libro y Acantilados de papel, entre otras. Sus poemas y cuentos forman partes de antologías como “Recitario Nacional”, “Épica Batalla y otros cuentos breves”, “1000 poemas a Miguel Hernández”, etc.

Es autor de: “Barrió bullicioso” (cuentos), “La Bañera de Efraín” (cuentos fantásticos), “Lejanías” (poemas), “El pirata y la endemoniada” (novela) y “El Inconsciente Colectivo en la Mitología del Archipiélago de Chiloé” (estudio Monográfico).

C.T.:¿Quién es Rene de la Barra Saralegui?

Un hombre, lo que es ya lo suficientemente malo. Este pecado original, sin embargo, puede ser matizado por la inocencia de no haber elegido esta condición y de ignorar si alguna otra habría sido mejor. No me imagino como un pez ni como un ángel, de existencia, por cierto, más fantástica y fantasiosa, a pesar de lo fascinante que pueda ser un pez.

El hombre parece estar construido de circunstancias que no puede elegir; se nace en una cultura, con sexo, una religión y una nacionalidad determinada. Forma familia dentro de la tribu, así como nace adscrito a una familia, productos de un sinnúmero de casualidades, como podría ser, en mi caso, la independencia de Filipinas, no porque provenga de aquellas tierras, sino porque mi bisabuelo fue sido herido en esas lides, lo que de uno u otro modo lo llevó a dejar la milicia y en cambio emprender la aventura americana, migrando desde España hacia el sur de Chile, a Valdivia, la ciudad en la que nací.

En ese contexto azaroso, el nacimiento, la lengua y la cultura, son anteriores a toda pretensión de individualidad, la que sin embargo, reivindico. Con el tiempo uno se despoja de ciertos lastres y aprende a amar ciertas herencias, que en mi caso están representadas por la lengua española, la cultura hispanoamericana, los paisajes del sur, algunas ciudades, como Buenos Aires, Valdivia, Temuco, Traiguén y Puerto Montt, y como una amante lejana, la ciudad de Concepción. Mi relación con Santiago, la capital de Chile, es bastante más difícil, ya que representa para mí una rémora, un fastidio, a la vez que la atracción; creo que es un sentimiento compartido por mucha gente de las regiones, frente a una capital que fagocita y acapara el esfuerzo de un país, a la vez que ofrece todo lo que en las ciudades más lejana no puede obtener. En medio de mis abominaciones se encuentra el conservadurismo, representado por una buena parte de la iglesia católica y la derecha política y económica; abomino, además, de los mesianismos, las dictaduras y los esnobismos. Adscribo, en cambio, a ciertos conceptos, desgraciadamente manoseados hasta la cursilería, como el amor, la amistad, la lealtad, la justicia, la libertad y la igualdad.

De mi biografía debo decir que amo y he amado, vivo con una mujer a la que adoro, tengo cuatro hijos, la menor, una mujercita, y dos nietas aún muy pequeñas.

De entre mis placeres, la lectura es quizá el que me ha acompañado desde siempre, o más bien, desde que aprendí a juntar dos letras otorgándoles algún sentido. Disfruto escribiendo, a menudo más que leyendo. Me gusta la fotografía, el aire libre, viajar cuando puedo, la conversación inteligente, una buena comida, dormir y escuchar rock.

 C.T.:¿Qué referencias literarias tiene el escritor Rene de la Barra Saralegui?

Los primeros premios literarios los obtuve el año 1999, uno en poesía y dos en cuento, uno de los cuales, «La amante del flaco Mena», forma parte de «El extraño hechizo de la noche». El año 2000 obtuve una mención honrosa en el Concurso literario Oscar Castro, con la novela «La lluvia y las horas». Luego de casi una década de escribir muy poco, el año 2012 resulté finalista en dos concursos de micro-cuentos: Punto de libros, en España, y Ágora entre signos, en México.

He publicado en varias revistas, entre ellas, Casa de las Américas y Acantilados de papel, como también en antologías de poesía y de cuento..

Además de «El extraño hechizo de la noche», he escrito varios libros: «Barrio bullicioso», una colección de 9 cuentos, que fue publicado el año 2012, «La bañera de Efraín», 15 cuentos fantásticos, actualmente en prensa, además de dos novelas breves, El pirata y la endemoniada y la «Lluvia y las horas», un poemario, «Lejanías», y un estudio monográfico: «El inconsciente colectivo en la mitología de Chiloé».

 C.T.:¿Qué le inspira a la hora de escribir?

No tengo muy claro qué es la inspiración. Se ha debatido mucho acerca de eso. Si pensamos en ella como aquel chispazo que nos dice «esto es un relato, esto puede escribirse», la respuesta sería «muchas cosas»: una frase, como la que me hizo escribir «El vientre de Graciela», que se gestó en mi mente en una oportunidad en que una mujer, muy angustiada por su embarazo, me dijo «me arrancaría el vientre si pudiera»; o una anécdota, como la que permitió escribir «La amante del flaco mena»; el insomnio, que me hizo fantasear «Amor enardecido», la historia de un paranoico que se fue gestando en mi mente mientras intentaba dormir, y que terminó precisamente en un cuento escrito de punta a cabo a la una de la mañana (creo que en ese momento es cuando más cerca he estado del concepto popular de inspiración); también fue el insomnio, o más bien, la exploración del insomnio, o si se quiere, de los insomnios, de lo que me motivó a escribir el cuento «Barrio bullicioso». Una lectura también puede resultar una inspiración; por ejemplo, hace unos días, leí un cuento de Kazimierz Brandys que me gustaría escribir de otra manera; su autor eligió la corriente de la conciencia, al modo de Joyce, y yo siento que quedaría mejor escrito en tercera persona, iniciando el relato en extrema res y permitiendo que la acción estructure el cuento; siempre me había resistido a la intertextualidad, pero creo que algo bueno podría resultar en este caso.

Si por inspiración se entiende escribir como si a uno alguien le dictara a uno los relatos, entonces debo decir que mi mayor inspiración es sentarme seis horas frente al teclado; en esos casos, las historias, las ideas, los personajes, surgen casi por ensalmo.

 C.T.:¿Que podría compartir con los lectores sobre su experiencia a la hora de escribir «El extraño hechizo de la noche»?

«El extraño hechizo de la noche», constituye una experiencia compleja, ya que no es un libro que haya sido escrito de una vez. Comenzó a gestarse a inicios de los noventa, cuando Chile recién volvía a la democracia y ciertos imperativos, como la «literatura comprometida» se diluían en lo que siempre fueron: más imperativos que literatura. Fue un momento de cierto desconcierto, pues varios proyectos dejaron de tener sentido, o lo que es lo mismo, nunca tuvieron sentido, pero que en aquel tiempo, al menos para mí, significaron ideario poético, que de pronto, dejó de tener validez; fue un momento de desconcierto y vacío, que contrastaba con el optimismo general, que en otras esferas de mi existencia, también compartía. Si hubiese que recurrir a la poesía para describir lo que me ocurría, tendría que citar a Bécquer, y decir que «falta de asuntos enmudeció la lira»; al menos, la mía. Y sin embargo, fue a partir de entonces que comenzaron a rodar por mi mente una serie de historias que pedían ser narradas. En un período breve, escribí tres cuentos, con los cuales iniciaba una nueva narrativa: «El extraño hechizo de la noche», «El castigo» y «¿Dónde andará la Clementina?»; el mundo estaba lleno de asuntos, que yo había desatendido. A partir de ese núcleo, escribí, no sé cuántas veces, «El tren de las diez», a la vez que emprendí la tarea de rescatar relatos anteriores, aquellos que para mí tenían un valor literario, como «El peso de los días», «La conversación» y «Por una noche con el negro Torres». Fue un proceso lento, pues una serie de acontecimientos biográficos me impidió concretar mis proyectos literarios de aquel entonces; pero esta lentitud me permitió sumar nuevas experiencias, nuevas lecturas, nuevas miradas… Cuando llegó el momento de reunir lo escrito, darles un cuerpo, «El extraño hechizo de la noche» era ya un grupo de relatos en el que convergías diversas aguas en torno a un núcleo principal. El otro corpus resultante de este proceso fue «Barrio bullicioso», publicado el 2012, que toma por eje otro grupo de relatos, del cual podemos hablar en otro momento.

 C.T: ¿Porque deberíamos leer «El extraño hechizo de la noche»?

Pienso que es un buen libro, con una vertiente lúdica que permite adentrarse en los relatos sin dificultad, disfrutarlos e irlos haciendo propios. Al mismo tiempo, nos enfrenta a realidades a menudo terribles, y a la vez cotidianas, a las que cualquiera podría verse enfrentado. En sus cuentos palpitan tipos humanos que podemos encontrar en cualquier calle, en un bar, en una oficina o en un centro comercial, capaces tanto de lo sublime como de lo más abyecto, o incapaces en absoluto, como en «Orteguita». Al mismo tiempo, y sin que ello implique un contrasentido, encuentran cabida subculturas, modos de pensamiento, formas de ver el mundo, que a menudo caracterizan a una o más clases sociales, o a una parte de éstas, sin que el autor emita juicio valórico alguno respecto de ellas; eso, a mi juicio, corresponde al lector, quien completará los relatos según sus propias vivencias y su particular cosmovisión. Creo que también el «color local» que aparece en algunos cuentos, en especial en ciertos giros idiomáticos, puede resultar enriquecedor, en la medida en que a través del leguaje se accede a un modo de pensar y ver la realidad, que en nuestra cultura, hispanoparlante, es necesariamente mestiza y variopinta.

C.T.:¿Cómo se definiría usted en cinco palabras?

Puedo escribir un micro-cuento usando ocho palabras; pero no puedo definirme en cinco. Honestamente, no creo que alguien pueda.

C.T. ¿Cuál es su libro favorito?

El túnel, de Ernesto Sábato. Podría citar muchos otros, de autores como Kafka, Borges, Camus, Neruda, Carver, Kundera, Saramago, Cortázar, Benedetti, etc., pero El túnel es el libro que más he leído y eso seguramente quiere decir algo, ¿verdad?

C.T. ¿Qué proyectos tiene?

En este momento estoy escribiendo una novela, «El laberinto de tu nombre», una historia que comenzó como una novelita erótica, de no más de cien páginas, que había escrito, en su primera versión, en 1996, si mal no recuerdo. El año 2013 me decidí a corregirla y me ci cuenta de que los personajes me pedían vidas, tenían historias que contar; historias que iban más allá del planteamiento inicial. Hoy, de la novelita erótica queda poco. Era el germen. De hecho hoy me parece que contiene una fuerte veta de interrogantes religiosas, una exploración amplia de posibilidades ontológicas que nada tienen que ver con la moralina edificante a la que se entregan quienes confunden la literatura con el panfleto y el misal. Es también una exploración psicológica, a ratos, meramente lúdica, y por momentos, crítica y mordaz… Tiene, además, una enorme vertiente experimental. En verdad, me he entretenido mucho escribiéndola. Pienso que este año podré concluirla; deben restar unas cien páginas; se trata de un proyecto enorme.

Comparto con otros escritores cierta dificultad de concentración, lo que me impide ocuparme de un proyecto como aquel en forma exclusiva, y debo ir escribiendo otras cosas en forma paralela. Este año, mientras escribía «El laberinto de tu nombre», escribí «Cuentos inmorales», un volumen de relatos bastante ambicioso, en torno a personalidades perversas de distinto tipo, que no se limitan al ámbito sexual (explico esto porque hay gente que relaciona la perversión con algunas patologías sexuales; la misma connotación le dan a la palabra inmoral). Son cuentos que tiene cierta relación con el realismo sucio.

En otro contexto, ya tengo en carpeta una novela breve, acerca de una tormenta que altera la ley de gravedad. En un escenario así, son increíbles las situaciones que pueden generarse entre los personajes, quienes deben adaptarse a su nueva realidad. Se inscribe en el género fantástico y ya está esbozada por completo. Creo que ese proyecto me va a tomar varios meses. Me gustaría, sin embargo, tener algún tiempo para retomar proyectos más antiguos, como una trilogía de novelas breves, de las cuales, una, «El pirata y la endemoniada», ya está escrita; los borradores de las otras dos, «Los árboles no dejan ver el mar» (que también es el nombre de la trilogía) y «El pirata del callejón Chorrillos», están ya escritos, pero mi entusiasmo por otras obras me ha hecho posponerlos.

También me gustaría reescribir «La lluvia y las horas» y «Lejanías».

5 comentarios en «Entrevista al escritor Rene de la Barra Saralegui»

  1. Amigo que ¿Que significado tiene para ti, tu paso por Temuco, en particular por el Liceo?

    Excelente entevista, gusto apoco, falto tu lado interior.

    Un gran abrazo
    mpena

    1. En mi literatura, Temuco dejó una impronta indeleble,con sus noches frías y nerudianas, inevitablemente nerudianas; mis primeros versos son fruto de esas calles, así como una novela inédita, premiada en el Concurso de novela breve Oscar Castro, no recuerdo si en 1999 o 2000. En algún momento pienso reescribirla, pero ese momento aún no ha llegado.

  2. Primo, pero cómo podemos acceder al libro»El extraño hechizo de la noche». Yo sólo he podido leer dos cuentos que has publicado en facebook, probablemente has publicado más, pero como normalmente no paseo mucho por facebook, he perdido otro gran número de cuentos. Felicitaciones, porque sé cuánto te gusta escribir y faltaba encontrar un medio para llegar a nosotros «La Masa» y las redes sociales han permitido eso.

    1. En Facebook, obviamente, no podrás ver más que un cuento suelto, que publiqué antes de firmar el contrato de edición. Hay algunos otros relatos, no muchos, por cierto, que corresponden a otros libros, como «Barrio bullicioso», y de otros proyectos como «Cuentos Inmorales», que ya está terminado, pero sin un contrato de edición, y «EL último juego de invierno», que aún no he terminado.
      En la página de librería Lé, de Madrid, se encuentrsa a la venta; de nada sirve que te diga que se vende en mostrador, porque está un poco lejos de Santiago.

  3. Volviendo a Temuco, a qué calles te refieres? tienes alguna vivencia que involucre lugares comunes que puedas compartir? Hace poco descubrí tu obra , y Temuco es un lugar que tiene una mística extraña , debe ser por la pobreza , marginalidad , mapuche , colonos europeos , desigualdad, alcoholismo ? .. que se yo. Saludos

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