19 abril, 2024

La creadora catalana presenta una doble exposición paralela en los espacios de We Collect de Madrid y Londres, compuesta por una selección de sus últimos trabajos en los que interpreta los siete argumentos universales principales de la narrativa. Hasta el 8 de julio

La grandeza de un artista no se mide a veces por lo que representa en sí su obra, sino por su capacidad y la concepción de la misma. Es el caso de Carla Cascales (Barcelona, 1989), una joven y talentosa promesa barcelonesa que se desdobla ahora, con su nuevo trabajo a la par, Close than they appear, en We Collet Madrid y Londres. Título que es un guiño al aviso en los retrovisores de los coches anglosajones.

Quizás por su formación en Publicidad y Relaciones Publicas, acompañada de estudios superiores en diseño, su primera etapa artística de esta catalana de espíritu inquieto, muestra ahora su particular visión de los siete argumentos universales de la narrativa. “Todos estamos más cerca de lo que pensamos”, afirma por su bagaje creativo.

Tras muchos estudios e investigaciones de los grandes expertos, que toma como base, se atreve a revelar que “las situaciones dramáticas se repiten en todas las épocas y culturas. Podrán variar los personajes o escenarios, pero la esencia prevalece hasta hoy”.

Y es que al final, el ser humano tiende a sentir empatía con las mismas historias. Aunque “su origen, cultura o religión sea distinta”, reconoce Cascales, quien ha desarrollado estudios en diferentes residencias como Varda Artis en San Francisco o la Numeroventi en la bella Firenze.

Sobre estas líneas, una de las piezas de Carla Cascales (en la foto de arriba) en la exposición de We Collect (Madrid).

Un viaje a lo más profundo de las formas. Esto es lo que esta creadora trata de mostrar en este nuevo escenario artístico en solitario. Atrás quedan colectivas como Erotic stories, White world o la expuesta en la galería Miquel Alzueta de su ciudad natal.

Para ello, y fuera de ornamentos que dificulten su comprensión. Su gusto por la arquitectura, el minimalismo, es palpable en la búsqueda de un equilibro poético con nobles materiales como la madera, piedra, cristal o metal… que estruja con maestría y saca el máximo partido, sin perder las imperfecciones de los mismos. “A mí me gusta contar historias a través de los volúmenes, de la escultura”, señala, dando máxima prioridad al espacio donde se encuadra la pieza.

Su obra forma ya parte de algunos coleccionistas importantes. Incluso más allá de nuestras fronteras. En Estados Unidos trabaja bajo el sello de la galería Tappan Collective y Nueva York contempló no hace mucho, su escultura flotante, de nueve metros de largo, en el popular Soho.

Un futuro prometedor y muy internacional, que se encamina ahora hacia otros mercados y ciudades afortunadas con su presencia, como Berlín, en el Direktorenhaus Museum; Los Angeles, con una individual, o la residencia Almost Perfect en Tokio. Le fascina el mundo oriental.

Lo que se trata, en definitiva, es contar lo que nos pasa, sucede, vivimos, con los mínimos elementos posibles, pero con un denominador común, no perder la esencia, su origen, en la que todos, en mayor o menor medida, nos sentimos de alguna manera identificados. Solo hay que descubrir que nos une al contemplarla, a pesar de no estar en el mismo espacio o periodo de tiempo.

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