16 abril, 2024

Hasta el 17 de mayo, el Instituto Francés de Madrid acoge el proyecto que llevaron a cabo en 2017 tres residentes de la Casa Velázquez, Anaïs Boudot, Marine Delouvrier y Hervé Siou, compuesto por fotografías, dibujos, textos y captaciones sonoras, fruto del recorrido por ocho enclaves espectaculares entre Tarifa y los Pirineos. Además, Marine Delouvrier presenta su trabajo de residencia sobre los Pueblos de piedra negra. Hasta el 17 de mayo

Bajo el título España deshabitada, una exposición invita al espectador a un viaje singular, del sur al norte del país, a través de ocho territorios casi olvidados. Un viaje-proyecto de investigación que realizaron durante 2017 Anaïs Boudot (fotógrafa), Marine Delouvrier (dibujante) y Hervé Siou (investigador), tres residentes de la Casa Velázquez entre 2015-2019, en el que se plantearon tratar de ver, entender y representar los territorios singulares y deshabitados. Más allá de los únicos espacios abandonados, y sin fijarse únicamente en la despoblación rural, se trata de entablar una reflexión más amplia en torno a la relación que establecen los seres humanos con sus territorios.

Sobre estas línenas, Alquife, y arriba, Villa de Ves, dibujos de Marine Delouvrier.

Aquí, lo “deshabitado” se define como una manera de habitar, caracterizada por la inadecuación entre un territorio construido para acoger a una comunidad y la ausencia de esta. Como lo subraya la nota en la que explicaban estos tres artistas sus intenciones, “si se sigue empleando el verbo deshabitar, en el fondo, puede ser porque queda un deseo de revertirlo un día. Lo deshabitado no solamente nos habla de vacío: es la nostalgia de una sociedad perdida o aún por (re)construir, el sueño sin cumplir de una comunidad idealizada”.

Así, a lo largo de ese viaje, aparecen lugares que, a primera vista, parecen tener poco en común pero que acaban siendo todos el reflejo de esta misma inadecuación: un pueblo minero abandonado, zonas turísticas únicamente ocupadas en verano o pueblos sumergidos bajo las aguas de pantanos.

Mediano, foto de Anaïs Boudot.

Esta exposición –como la web espanadeshabitada.es que la complementa– es la memoria de un viaje en el que amigos, compañeros, artistas e investigadores han acompañado a los tres autores para interrogar los lugares y enfrentarse, de etapa en etapa, a estas cuestiones tan actuales. Es una invitación a revivir este camino, a cruzar el país en busca de estos paisajes espectaculares y a volver a escuchar la voz de aquellos territorios en los que lo invisible, lo ausente y lo imaginario cuentan a menudo entre los más ilustres habitantes.

Sarnago, dibujo de Marine Delouvrier.

La exposición también cuenta con una sección dedicada al trabajo que Marine Delouvrier realiza este añoen el marco de su residencia de creación en la Casa de Velázquez. También centrado en los procesos de mutación y despoblación, este proyecto personal investiga y retrata los Pueblos de piedra negra, en los alrededores del embalse del Vado, a unos kilómetros al norte de Madrid.

Un viaje en 8 etapas: desde el Campo de Gibraltar hasta los Pirineos

LA SILLA DEL PAPA (TARIFA) · Habitar a tiempo parcial. Campo de Gibraltar (Cádiz). Empezar un viaje por los lugares deshabitados de España saliendo de la provincia de Cádiz puede parecer paradójico puesto que es una de las provincias más pobladas del país. Ella sola alberga más habitantes que toda la Comunidad Autónoma de Extremadura y además en una superficie seis veces más reducida. Pero la “deshabitación” no es simplemente la despoblación de un territorio, también es el “habitar a tiempo parcial”, tal y como se puede observar en la comarca del Campo de Gibraltar.

Silla del Papa (Tarifa), fotografía de Anaïs Boudot..

VILLA DE VES · Un pueblo en cada planta del Júcar. La Manchuela (Albacete). La historia de Villa de Ves no es sencilla. Entre la central hidroeléctrica, el “poblado” de los ingenieros hoy abandonado, la ermita del Cristo de la Vida y el viejo burgo del Villar, el territorio del municipio se encuentra fragmentado a lo largo del cañón del río Júcar. Desertificación rural, abandono industrial, reactivación, intento de patrimonialización: son muchas las dinámicas que marcan el territorio de Villa de Ves.

Villa de Ves (Albacete), dibujo de Marine Delouvrier.

EL QUIÑÓN (SESEÑA) · ¿Una ciudad fantasma? La Sagra (Toledo). Seseña y El Quiñón son símbolos de la crisis económica española. La imagen del Quiñón, el faraónico proyecto del empresario “El Pocero” que preveía la construcción de decenas de miles de pisos y que se encuentra inacabado por el estallido de la burbuja inmobiliaria del 2008, es conocida. Extraño entorno de carreteras a medio construir y de cimientos de torres abandonados que jamás lo serán. A pesar de todo, se desarrolla una vida de barrio, lejos de los clichés de ciudad fantasma.

Seseña, fotografía de Anaïs Boudot .

SARNAGO (SAN PEDRO MANRIQUE) · Un pueblo que resiste. Tierras Altas, Soria. Sarnago se sitúa en la comarca de las Tierras Altas en Soria, una de las provincias españolas que más pueblos en vías de abandono tiene. Es sabido que si seguimos al ritmo actual, estos pueblos estarán totalmente despoblados de aquí a unos diez o veinte años, ya que no ha habido relevo generacional. A pesar de todo, desde hace más de treinta años, la asociación Tierra de nadie, tierra de todos intenta que el pueblo de Sarnago vuelva a la vida.

Sarnago, dibujo de Marine Delouvrier.

RODÉN (FUENTES DE EBRO) · Un pueblo y sus dobles, Zaragoza. Desde 1976, el pueblo de Rodén pertenece al municipio de Fuentes de Ebro. Fue destruido durante la Guerra Civil pero, a diferencia de la mayoría de los pueblos que conocieron la misma suerte, no fue reconstruido. El régimen franquista prefirió construir otro pueblo al pie de las ruinas del antiguo. Hoy, los dos pueblos coexisten frente a frente, a la sombra de la Guerra Civil. En Rodén, lo deshabitado habita lo habitado.

MEDIANO (LA FUEVA) · Un pueblo debajo del agua. Sobrarbe, Huesca. Mediano es uno de ese medio millar de pueblos sumergidos bajo las aguas por la construcción de pantanos durante la dictadura franquista. Las autoridades concedieron compensaciones financieras muy bajas y la mayoría de los vecinos decidieron emigrar a la ciudad. Sin embargo, la memoria del pueblo sumergido de Mediano se conserva y cada año da lugar a celebraciones a orillas de las aguas del pantano.

Mediano, dibujo de Marine Delouvrier.

SOLANELL (MONTFERRER I CASTELLBÒ) · Un pueblo repoblado. Alt Urgell, Lleida. El viaje se acaba en un pueblo situado a unos 1.300 metros de altitud en el Prepirineo catalán. Desde 1976, año en el que se marchó el último vecino, el pueblo de Solanell había sido abandonado. Sin embargo, desde que el arquitecto Saül Garreta compró gran parte de las ruinas en el año 2000 y que una cooperativa se encargó de darle vida al lugar, el silencio en el que estaba inmerso el pueblo está alterado por el ruido de las obras. Solanell ya no es un pueblo abandonado.

Solanell, dibujo de Marine Delouvrier.

PUEBLOS DE PIEDRA NEGRA, proyecto de creación de Marine Delouvrier, en residencia en la Casa de Velázquez

El trabajo de esta artista en torno a los pueblos de piedra negra es también la historia de un viaje. Un viaje que, desde septiembre, efectúa con regularidad entre Madrid y un fragmento de la Sierra Norte de Guadalajara, antiguamente conocido como Monte del Vado.

Este relieve delimitado por el río Jarama y el arroyo de la Vallosera es representativo de los fenómenos de despoblamiento rural en España: la construcción de una presa en 1954 sobre el río, así como la plantación de pinares han alterado el equilibrio de los tres pueblos, construidos con la piedra local: la pizarra.

El Vado fue sepultado por el agua, lo que provocó el paulatino abandono de Matallana y la Vereda, cuyos habitantes fueron finalmente expropiados en 1971. Desiertos entre los años setenta y ochenta, se han mantenido gracias a la iniciativa espontánea de los nuevos habitantes de Matallana y de una asociación de La Vereda.

Veresa (Pueblos de piedra negra), dibujo de Marine Delouvrier.

El propósito de esta exploración del Monte del Vado es observar cómo ha cambiado, comprender los estratos de su historia y tratar de recuperar el conocimiento del entorno natural que tenían los constructores y habitantes de los pueblos de piedra negra.

El dibujo marca este descubrimiento del territorio. Es a la vez una herramienta para tomar notas sur le motif y la expresión de un tiempo lento y valioso para comprender el paisaje. Constitutivos de la historia de un viaje por el Monte del Vado, los dibujos materializan una imagen mental del territorio, construida poco a poco, y que superpone a las representaciones existentes (mapa, pinturas, fotos.…) la experiencia sensible de este recorrido.

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