19 marzo, 2024

Fuente: El País

José Guirao (Pulpí, 1959) llegó por primera vez como trabajador al ministerio de Cultura hace 25 años. Ayer volvió, esta vez convertido en el gran jefe, tras la dimisión por un escándalo de fraude fiscal del periodista y escritor Màxim Huerta, solo una semana después de ser nombrado. Hubo cierto aire de familia en el traspaso de carteras. La mayoría de los convocados repetía en el abarrotado salón donde se celebró el acto en menos de siete días. Y Guirao es un viejo conocido de la gestión cultural: dirigió el Museo Reina Sofía entre 1994 y 2001 e impulsó desde 2002 el centro madrileño de creación contemporáne La Casa Encendida. No domina tanto el tema del deporte, del que también es ministro, como le recordaron los numerosos medios especializados en el acto. Con el entrenador de la selección, Julen Lopetegui, recién destituido, evita entrar en valoraciones y pide que “todos apoyen a La Roja”. También él; está estudiando viajar a Rusia para asistir al segundo partido de la selección. Por la tarde recibió a EL PAÍS en su nuevo despacho, donde hizo gala tanto de su conocimiento de las materias culturales como de su proverbial prudencia.

Pregunta. Llega al ministerio de forma accidentada. ¿Le molesta ser segundo plato?

Respuesta. Lo vivo con total naturalidad. No me afecta.

P. ¿Por qué ha aceptado?

R. Llevo toda la vida en la gestión cultural, y es un honor que te ofrezcan un ministerio. Además, está la coyuntura: la política estaba muy enrarecida y este Gobierno ha abierto otros horizontes. He podido comprobar en estos días el entusiasmo en la sociedad española. Ante la emergencia, no me podía negar a intentar arreglar los problemas de la cultura española.

P. ¿Cuáles son?

R. Estamos saliendo de una crisis que ha dejado muy tocado al sector cultural. La pérdida de recursos públicos y privados ha sido muy fuerte. Y hay que intentar rehacer lo que se ha deshecho. La crisis también ha hecho que surjan nuevas formas de hacer en pequeñas empresa culturales que son muy interesantes, y que invitan a la ilusión.

P. ¿Se cebó el PP con la cultura?

R. Sí, y no. Desde el punto fiscal todas las medidas del IVA fueron terribles para el sector. Por otro lado, las instituciones y los grandes museos han funcionado con independencia y eso es de agradecer. El tema fiscal fue innecesario. Porque provocó menos recaudación. Había menos consumo, y se recaudaba menos.

P. ¿Bajará la parte que queda del IVA cultural?

R. El tema impositivo no corresponde a Cultura sino a Hacienda. Pero lo voy a intentar. Llevará algún tiempo.

P. ¿Cuánto tiempo?

R. Si esta entrevista fuera en una semana, sería más explícito…

P. No le sobra el tiempo precisamente.

R. Dos años son pocos años para reformas de gran calado.

“NO SOY PRACTICANTE DE DEPORTES PERO SÍ CREYENTE”

El nuevo ministro de Cultura también es de Deporte. En el primer asunto, José Guirao tiene una larga experiencia; en el segundo, apenas. Por eso se muestra muy cauto: “Soy un gran andador y eso también es deporte. Me gustaría aportar más puntos de vista. El Retiro está lleno de gente corriendo, gente mayor en los aparatos… Me interesa mucho el deporte de base y de personas con discapacidad. No soy practicante de deportes pero sí soy creyente”.

Guirao mantiene la intención de su antecesor, Màxim Huerta, de designar a una deportista en la secretaría de Estado de Deporte, pero no da su nombre a la espera de hablar con ella. Sobre la destitución de Julen Lopetegui en la selección española de fútbol, señala: “Me ha dado mucha pena por los jugadores pero se ha resuelto de manera eficaz y creo que la de Fernando Hierro es una buena opción. Ahora toca animar a la Roja”.

P. ¿Se agotará la legislatura?

R. Es lo que me gustaría.

P. Sánchez le habrá ofrecido alguna pista…

R. Ahora mismo nadie está en condiciones de ofrecer garantías. Con la situación parlamentaria que hay…

P. ¿Le convenció la explicación ofrecida ayer por Huerta sobre los motivos de su fraude fiscal? Adujo un cambio de criterio que no se dio en realidad.

R. La verdad es que no lo vi, y prefiero no opinar.

P. Habló de una jauría…

R. Entiendo que para él ha tenido que ser muy duro. Pero cuando tú estás en un cargo público hay unas reglas de juego, y estás a la vista de todo el mundo. Que sea injusto no depende de uno. No soy ingenuo y sé que las críticas son constantes…

P. Al menos usted no tiene Twitter.

R. Nunca he querido tenerlo. Al que no le gusta lo que haces está en su derecho de opinar. En estas posiciones ya sabes que eso viene en el lote. Si vienes al baile, tienes que bailar.

P. Ha publicado un artículo en El Periódico de Cataluña una antecesora suya en el cargo, Ángeles González-Sinde (PSOE), en el que habla de una “caza de brujas” reactivada y se diría que otorga a Montoro la capacidad de ganar las batallas contra los ministros, como el Cid, después de desaparecido.

R. No he conocido el tema de la inspección fiscal a Huerta con detalle. Por lo que he entendido, al haber una reclamación, una sentencia, pasa por muchas manos… pero no me atrevería a decir que es políticamente inducido.

P. Este relevo se ha planteado como una dicotomía entre creadores y gestores. Como dando por bueno el refrán de ‘zapatero a tus zapatos’.

R. El modelo cultural español permite las dos opciones. Ha habido gestores, ministros políticamente puros, intelectuales y creadores. Los resultados han sido bastante parecidos.

P. ¿Cuál será su primera decisión?

R. Tengo que empaparme de medio ministerio, que es el deporte, del que no sé casi nada. Volveré a crear una dirección general del libro para el fomento de la lectura. Y voy a sosegar el tema del Teatro Real y la Zarzuela. Creo que hay que madurarlo más.

P. ¿Se plantea revertir el decreto que ordenó su unión?

R. Si hace falta, sí. Creo que se merece una reflexión.

P. Que no se ha hecho…

R. Mis antecesores quiero creer que sí. El que no la he hecho he sido yo. Quiero tomarme tiempo, aunque no haya mucho.

P. ¿Qué temas espera tener resueltos en un año?

R. Quiero trabajar los temas fiscales, las ayudas al cine, el apoyo a las artes escénicas y reivindicaciones que, vistas desde fuera, son justas, como las que planteaba el otro día el director del museo del Prado en una entrevista con EL PAÍS. Parece que si tienes la capacidad de hallar recursos propios, te olvidan en las ayudas.

P. Miguel Falomir decía que castigaban a los que hacían los deberes.

R. El Prado tiene más facilidad que otros para recaudar, eso es verdad. Pero hay que ser consicentes y premiar el esfuerzo.

P. También decía que el Prado estaba maltratado en términos absolutos y relativos, con respecto, por ejemplo, al Reina.

R. Es verdad que la aportación al Reina es mayor, tal vez por la gran labor que hace el Prado, una labor que inició Miguel Zugaza, y que sigue Falomir. Pero no quiero entrar ahí, porque me debo al Reina, que dirigí, y también al Prado.

P. ¿Qué le parecen los presupuestos?

R. Son los que hay. No serían los que haría el PSOE, pero para eso está el año 19.

P. El problema es que el Prado tiene que celebrar a finales del 18 un bicentenario con cero euros de aportación.

R. Haré lo posible para que se celebre el bicentenario como se debe.

P. ¿Cree que se cuentan bien las visitas de los museos?

R. No siempre. No porque porque se falseen, sino porque no es lo mismo unos horarios que otros, los que son de pago y los que no. Habrá que entrar a desmenuzar. A lo mejor hay algún sitio en el que no se cuentan bien. Lo que es seguro es que urge empezar a quitarle el valor que se le da a las visitas. Como a las encuestas. No es lo mismo conseguir público con una exposición de grandes nombres que hacerlo con una más compleja. Eso hay que ponderarlo.

P. ¿Va a fomentar la presencia de mujer en el cine y en las artes, como se pide desde esos sectores? ¿Trabajará por hacer más paritarios los patronatos de los museos?

R. Por supuesto que quiero fomentar la presencia de la mujer. Pero por una razón de justicia, no es un tema solo de cuota. Siempre ha trabajado en todos los sitios con mayoría de mujeres.

P. Pero siempre era el jefe, ¿no?

R. Sí. Pero lo cierto es que las mujeres trabajan maravillosamente bien, igual o mejor que los hombres. Con el tema de feminisimo ya venía convencido de casa. Lo he demostrado en el relevo de La Casa Encendida, donde dejé atrás un equipo directivo mayoritariamente femenino. También fue así en el Reina Sofía. Estoy encantado con la apuesta de este Gobierno en ese sentido. Cuando se fue conociendo el Gabinete fue muy emocionante comprobar que iba saliendo una mujer después de otra.

P. La única decisión que ha tomado su antecesor es iniciar un requerimiento de información a la SGAE, preocupado por el fraude de la música nocturna de la Rueda y por el caos interno, a pocos días de la Asamblea, ¿qué planes tiene?

R. Los derechos de propiedad intelectual son un tema complejo, pero tiene que ser muy transparente. Si no es transparente, hay que tomar medidas.

P. ¿Mantiene la idea de intervenir la SGAE?

R. Estamos en esta primera fase de pedir el requerimiento. Una intervención si te planteas hacerla lo tienes que tener muy claro. Nuestra obligación es tener toda la información y no proyectar manchas de sombra así como así. La mayor virtud de un servidor público es la humildad.

P. Y el posibilismo…

R. En el buen sentido de la palabra, no en el cómodo. No me gusta el posibilismo como excusa para la parálisis. Soy muy luchador, terco, hay que intentarlo siempre.

P. ¿Estamos cerca de cerrar la donación de la colección privada de Ella Fontanals-Cisneros para la rehabilitación de Tabacalera de Madrid?

R. Ella me mandó ayer un mensaje, porque la conozco personalmente. Voy a intentar seguir desarrollando el proyecto. Ha habido dos cuestiones muy interesantes en Madrid: la colección Fontanals-Cisneros y la colección de Patrizia Sandretto [destinada al Matadero], una magnífica colección de arte contemporáneo, de artistas y líneas que escasean en nuestros museos. Ponen a Madrid y a España en una posición muy interesante para seguir trabajando: la de atraer a grandes y medianas colecciones que desde el punto de vista económico, por cómo se han disparado el mercado y los precios, son muy interesantes porque con una inversión mucho menor pones al servicio del público cosas que no tenías. Si hay algo en España superatractivo son los museos.

P. Pero ¿y la clase media? Piense en las denuncias de injerencia política en el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, por ejemplo; directores se van porque no pueden hacer sus trabajos…

R. Creo que el sector del arte contemporáneo, en la búsqueda de su independencia necesaria y vital quizá ha olvidado que el dinero público viene de donde viene. Creo que nosotros los gestores de los centros públicos tenemos que hacer un esfuerzo ímprobo para justificar cualquier recurso público. Les he dicho a mis compañeros que no podemos llegar con programas muy radicales a lugares donde no hay tradición e historia con una línea muy clara. Hay que conocer el contexto, el entorno, cada lugar requiere de un trabajo en la educación, en la difusión; con las asociaciones de vecinos, que hagan suyo ese proyecto de arte contemporáneo. Hay una dicotomía falsa; la alta y la baja cultura. Hay cultura accesible y menos accesible y lo que tenemos que hacer los gestores es eliminar barreras para que todo sea accesible. Los gestores no debemos dar por hecho nada, sobre todo en un país en que la tradición del arte contemporáneo es muy reciente y muy cambiante.

P. ¿Va a intentar sacar adelante una ley de mecenazgo?

R. Sí, pero no sé si lo conseguiré. Es un tema troncal, transversal…

P. Esa era la excusa del PP para no sacarla adelante.

R. La ley de mecenazgo no puede ser solo para la cultura; debe ser también para la ciencia, para ciertos temas medioambientales. Desde mi posición voy a internarlo pero ni siquiera es solo una cosa de Cultura y Hacienda.

P. A su toma de posesión se ha traído a las ministras de Educación y Hacienda y luego ha pedido que no saquemos conclusiones. Parece mucho pedir, teniendo en cuenta que ha hecho una defensa de las Humanidades y que tiene intenciones claras en lo fiscal.

R. Por las dos tengo un enorme respeto, personalmente. Invitar a la ministra de Educación como que iba de suyo. Y la de Hacienda tenía una doble lectura: una que es andaluza como yo y porque es un ministerio con el que Cultura tiene que hablar mucho.

P. No ha tratado el cine en su primera intervención…

R. Lo lamento muchísimo, pero no quería hacer un discurso leído y se me ha olvidado.

P. ¿Cómo piensa desatascar las ayudas al cine?

R. Hay que sentarse. No quiero adelantar nada, porque no lo tengo claro. Lamento no haber citado el cine, pero si algo he sido desde muy joven es cinéfilo. Mi padre tenía cines de pueblo, donde se veían buenas películas. Desde que tengo uso de razón he visto cine de todo tipo. Han sido los nervios. Que sepan los del cine que tienen en mí a una persona muy receptiva y favorable a la industria.

P. Tampoco habló de toros. ¿Cómo piensa lidiar un ministro poco menos que animalista con los asuntos de la tauromaquia?

R. Tengo el corazón partido. Soy un claro y sincero defensor de los animales, sobre todo de los mamíferos, que son los más cercanos. Por otro lado, entiendo lo que es el arte de la tauromaquia, su tradición, su implantación. Es una de mis contradicciones y no pienso renunciar a tener contradicciones. Si me pregunta sin ser ministro de Cultura, me voy para un lado. Pero si me pregunta como ministro, tengo que buscar un equilibrio.

 

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